En una de las escenas, muchas de ellas llenas de enseñanzas, de la película INVICTUS dirigida por Clint Eastwood en el año 2009 podemos asistir a la llegada, de forma no prevista, del ya presidente Mandela a una reunión que miembros del Congreso Nacional Africano celebran y en la que ha acordado hacer desparecer todo rastro del equipo de rugby, los Springboks, símbolo deportivo de los afrikáners.

En esa reunión Mandela, además de oponerse a la decisión que los reunidos han adoptado por unanimidad, traslada tres afirmaciones que me parecen de elevado interés y necesariamente trasladables a nuestra realidad de hoy.

La primera afirmación de Mandela es que la decisión tomada se ha hecho sin la suficiente información.

La segunda afirmación es que la decisión ha sido tomada sin suficiente visión de futuro.

La tercera y quizás la más categórica es la que afirma “ustedes me eligieron como dirigente, dejen que les dirija”.

Cuando miro a mi alrededor y contemplo en muchos ámbitos el tipo de dirigentes que tenemos me temo que muchos de ellos debieran ver una y otra vez la escena que comento.

Mandela plantea algo que es evidente. Ustedes me eligieron, pensaron que yo era la persona adecuada y mi trabajo es dirigir y tomar decisiones, confiaron en mí para ello. Pero además, con toda seguridad él tenía mucha más información relevante para la toma de decisiones en muchos de los ámbitos de la vida pública. Con toda seguridad, también, tenía una mayor visión de futuro fruto de toda esa información que no solía estar al alcance de los demás y fruto también, como no, de tener un proyecto de futuro para su país.

En claro contraste, me llama mucho la atención esa tendencia de muchos de nuestros dirigentes de hoy en día, a preguntar “a las bases” para la toma de decisiones. Tengo para mí que detrás de ello hay un gran miedo de mojarse, de correr el mínimo riesgo. Hay en todo ello una búsqueda desesperada para disponer de alguna excusa por si las cosas no terminan de salir bien y poder decir aquello de “se consultó a la gente” en terminología tan cara hoy en según que ámbitos.

No digo yo que sea malo preguntar, consultar. No seré yo quien diga que la democracia participativa sea algo malo. Lo que digo es que a determinadas personas se las ha puesto en determinados lugares para que decidan, para que se mojen y tomen decisiones porque se ha confiado en ellos, porque se ha creído que son las personas adecuadas.

Si se equivocan que pidan perdón, que dimitan o que se arriesguen a ser desalojados del poder en la próxima elección. Todo ese parapetarse en la democracia participativa me huele cada día más a cobardía, a miedo y a una tremenda falta de responsabilidad, a una renuncia a ser la mejor versión de sí mismos especialmente en tiempos que exigen de todos y cada uno, una alta exigencia respecto a nuestras responsabilidades y a nuestro desempeño.

Ciertamente alguien como Mandela tenía muy claro para lo que había sido elegido, era muy consciente de que habían depositado en él una gran responsabilidad pero también de que había sido elegido para dirigir y no para escurrir el bulto. También es verdad que siempre se preocupó por disponer de toda la información para la toma de decisiones y, sobre todo, era alguien que tenía una visión de futuro y una idea de país. Quizás ahí esté el problema. Nuestros dirigentes ni son valientes asumiendo sus responsabilidades, cuando se les oye hablar parece claro que no tienen toda la información y, desgraciadamente para nosotros, carecen de visión de futuro y de una idea de país.

Y así, tenemos lo que tenemos y estamos como estamos.