sully

Ayer me fui al cine a ver Sully la última película dirigida por Clint Eastwood. Sully es una película biográfica sobre el vuelo 1549 de US Airways y su piloto, Chesley «Sully» Sullenberger. La película tiene como protagonistas principales a un magnífico Tom Hanks como Sullenberger y a un no menos magnífico Aaron Eckhart como primer oficial.

Disfruté de la película, hubo momentos en los que incluso me emocioné y, aunque no soy entendido de cine, tengo cada vez más claro que Eastwood sabe lo que hace cuando se pone detrás de una cámara.

La historia es conocida. En el año 2009 un avión de US Airways aterrizó sobre el río Hudson después de que una bandada de pájaros averiara los motores y estos se pararan. Nadie murió, todos los pasajeros se salvaron y Sully, comandante del avión, fue considerado un héroe.

Me gustaría hacer algunas reflexiones sobre la película que creo podrían ser de interés, no tanto porque las haga yo, sino porque son, o al menos pretenden ser, un reflejo fiel de lo que la película muestra.

He leído diversas críticas sobre la película y si hay algo que me llama la atención es una constante que he visto repetirse. Parece que molesta que el comandante Sully sea un tipo normal, sin lados oscuros, un hombre corriente como tantos otros seres humanos. Reconozco que comienza a molestarme esa pasión por sacar siempre algún aspecto oscuro del ser humano en cualquier película. ¿Es que ya hemos renunciado a que haya buenas personas?, ¿hemos renunciado a que haya gente honesta, íntegra y sencilla, que realiza su trabajo lo mejor que puede y sabe? ¿Hemos renunciado a que haya personas gracias a las cuales quizás el mundo siga girando y no se haya parado? Creo honestamente que algunos debieran hacérselo mirar.

Por otro lado, en la película nos encontramos con una persona que es un buen profesional, que se ha tomado muy en serio su trabajo, que trabaja incluso como asesor en seguridad aérea para completar sus ingresos. Es esa profesionalidad, ese preocuparse de ser bueno en su trabajo y no un mediocre, lo que quizás le salva la vida a él y a todos los demás pasajeros y miembros de la tripulación en un momento determinado. Será esa acumulación de información, convertida en conocimiento, la que le permitirá afrontar una situación para la que como el mismo dice “nadie está preparado ni entrenado”.

Así pues, a mi juicio, la película nos traslada la importancia del trabajo bien hecho, algo que se construye día a día, con constancia, con esfuerzo e incluso, a veces, con aburrimiento. Y en este ser y hacer, hay mucho de respeto y de construcción de uno mismo. Hay mucho de gestionar la propia vida.

Otro aspecto de interés es la interacción entre hombre y máquina. La reacción que el piloto tiene ante una situación determinada y lo que los algoritmos y las simulaciones dicen. En Sully vemos que la decisión tomada ha salvado todas las vidas, pero surge la pregunta de si había otras opciones quizás menos arriesgadas. Y parece que los algoritmos y las simulaciones dicen que sí.

Eastwood ya abordó estas cuestiones y esa fricción en otra de sus películas “Golpe de Efecto”. Allí planteaba como un ojeador era capaz de detectar (curiosamente con su oído) los defectos de un bateador al que las estadísticas situaban como uno de los mejores clasificados para ser contratado. El ojeador veía lo que la tecnología no sabía detectar.

Hombre-máquina es un tema interesante cuando hace pocos días ha habido noticias sobre los coches autónomos y la decisión que las máquinas tomarían en caso de accidente. ¿A quién salvar, al conductor o al peatón?

No sigo, vean la película y saquen sus propias conclusiones. Eastwood nunca defrauda