Hace poco  volví a hablar con un amigo al que conocí por temas profesionales. Llevaba tiempo sin hablar con él y le pregunté por su trabajo. Seguía de directivo en una muy interesante organización y había abandonado su docencia como profesor asociado en la universidad.

Cuando le pregunté por las razones de ese abandono reconozco que me dejó asombrado y preocupado. Me dijo, y creo que me ajusto a la realidad de lo que manifestó, que no estaba dispuesto a tener que seguir negociando con sus alumnos el estar en silencio en la clase o el tener que dedicar cinco/diez minutos de descanso para que los mismos pudieran hablar so pena de un enorme estrés de los mismos. Me insistía en esta línea en las experiencias de su mujer, profesora en un IES. Finalizaba con una excelente reflexión que me parece clave de lo que nos sucede “ha desaparecido la disciplina ilustrada tan necesaria en la educación y ha sido desplazada por la desfachatez, el abuso y hasta el terror de la fuerza bruta

En este sentido leía hace poco varios artículos sobre algo que ha sido denominado como “generación copo de nieve” y que hace referencia a esos jóvenes que son vulnerables a todo, viven siempre agraviados y llenos de susceptibilidad frente a cualquier cosa que desafíe sus puntos de vista y su modo de entender el mundo. Jóvenes que en todo ven agresividad pero que son muy capaces de ser agresivos para defender su “vulnerabilidad”.

¿Seguiremos hablando de las generaciones mejor preparadas? Tengo mis dudas. Teresa Freixas ya manifestó tiempo atrás que no estaba de acuerdo con eso sino que estábamos ante la generación más titulada, algo muy diferente. A la vista de estos comportamientos y otros muchos que conozco, tengo que estar de acuerdo con ella. Títulos e idiomas es posible que muchos; preparación para el mundo y la vida sospecho que muy poca y temo que algo de eso ya se está comenzando a ver en las empresas. Pero de eso, hablaremos otro día.

Buen puente!!!